Vivir en una ciudad con una población de 700 personas, desde la infancia de Bill y Tom siempre han conseguido a menudo ser la curiosidad de sus compañeros de su edad. "Mi infancia esta llena de peleas. Desde el autobús escolar a algunas personas que me agredian, los demás me criticaban. Tom y yo nos sentíamos como extraterrestres en un planeta equivocado. A veces, nuestro padrastro tenía que recogernos en la parada de autobús con un perro y un palo de béisbol y nos retirabamos", recuerda Bill.
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